Siempre me llevaban al Primavesi en un Peugeot 404 que ya era viejo en ese entonces. Mi tio Hector, hombre de mucho mas dinero que nosotros, estacionaba su auto detras del nuestro, y ahi se abrian puertas de la que los niños familiares saliamos disparados hasta los juegos.
Yo era la mas rapida, les ganaba de mano, tomaba la mejor hamaca y casi la daba vuelta por el aire conmigo arriba. Era, segun todos, muy inquieta y traviesa. Comparando con hoy, era un angel.
Despues saltaba hasta tomar las argollas, me balanceaba, mama gritaba yo seguia, pasaba las piernas con bermudas por los agujeros y colgaba la cabeza para abajo mama se asustaba, yo desobedecía. Despues era de las pesaditas que suben al tobogan desde adelante.
Hasta llegar a los juegos habia que corer bastante en el Primavesi. Ese es el parque que esta en Playa Grande detras del Cementerio.
A veces corro con la misma ingenuidad de aquellos dias, sin la misma velocidad, pero con similar sensacion de libertad que sentia cuando el 404 de papa abria su puerta trasera.
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